¡Hola, amigos! Seguimos acompañándonos a pesar de la “CUARETERNA“ y el bruto frío, que hace que disfrutemos más del calor del hogar, nuestra casa, que no siempre una casa es un hogar.
Me he mudado muchas veces y la casa que estaba habitando, nunca la sentía mi hogar hasta que no le ponía mis cosas, mis tesoros , mi impronta. Y ni hablar cuando cocinaba y veía a mi familia alrededor de la mesa, disfrutando, hablando todos juntos, riendo y también gritando, pero siempre disfrutando al calor de nuestro hogar, mi hogar, que desbordaba amor.
Cómo no recordar los olores de los hogares de mis padres, mis abuelos… era hermoso llegar y reconocer el olor a tuco de horas al fuego, el arroz con albóndigas, las naranjas de ombligo calentadas en la estufa, el té de llantén o manzanillas, que previamente cortábamos de la quinta, el asadito del viejo y los increíbles ravioles de mamá… recuerdos que me acompañarán toda mi vida.
Durante esta pandemia, muchos nos hemos refugiado en ese hogar, y hemos vuelto a hacer cosas que normalmente no tenemos tiempo de hacer, tejer, leer, coser, mirar películas o serie, arreglar muchas cosas que hemos dejado para más adelante y cocinar, hacía mucho que no hacía una torta o amasaba algo rico. Mirar fotos viejas, tomando una copa de vino o un rico té, mientras dejamos volar tantos recuerdos.
Placentero limpiar escuchando música, esa música que hacía mucho tiempo no escuchaba, u ordenar los placares, cajones, etc. Y ahí ves la cantidad de cosas, “porquerías”, que acumulamos, que seguro algún valor siempre le encontramos, y eso también forma parte de un hogar que fuimos armando con nuestra familia, que cuando los años pasan y van dejando la casa materna, nunca se llevan.
Nuestro hogar, que siempre va a tener las puertas abiertas para la familia, amigos o todo aquel que esté dispuesto a disfrutar de buenos momentos, grandes sobremesas, donde el tiempo no existe, solo las ganas de compartir y disfrutar.
Nunca olvides que, en el calor del hogar, se hicieron realidad tus sueños y se conservan los tesoros más preciados, la familia y los recuerdos.
“La vida sería mucho más agradable si uno pudiera llevarse a donde quiera que fuera, los sabores y olores de la casa materna”.
“El hombre feliz es aquel que, siendo rey o campesino, encuentra paz en su hogar”.
Hasta la semana que viene.
Abrazos,
Clota.